Si repasamos la definición de la resiliencia o entereza, podemos comprobar que es la capacidad para adaptarse y sobreponerse a las situaciones adversas con resultados positivos.
Se ha hablado de la resiliencia mucho durante las últimas crisis y la mayoría de nosotros la hemos interpretado como algo individual: la de cada uno de nosotros.
Históricamente la resiliencia se ha relacionado con el mundo de la psicología. Las circunstancias han hecho que también podamos aplicarla hoy en la vida diaria y, por tanto, también dentro de las organizaciones.
Fuente: Pixabay
La resiliencia organizacional potencia la capacidad de una empresa para resistir a un cambio o desafío y salir fortalecida de él.
Esta resiliencia organizacional se podría conseguir con la suma individual de personas resilientes, o aplicando herramientas que nos ayuden a conseguir que la empresa, en su conjunto, sea resiliente y por qué no, más saludable. Sugerimos esta segunda alternativa por ser, además de más viable, más duradera.
A continuación, os explicamos algunas herramientas, sin duda ya conocidas, que al aplicarlas podremos conseguir mejorar la resiliencia organizacional:
- Inteligencia Colectiva: Intercambio de conocimientos provocando la colaboración entre los diferentes equipos de forma transversal a la hora de afrontar nuevos retos o situaciones adversas.
- Innovación: Aplicar procesos, tanto internos como externos, de innovación 360º (Open Innovation) en las organizaciones. En general las organizaciones ponen sus esfuerzos en resolver problemas más que en crear.
- Reuniones individuales para la evaluación del desempeño del equipo. Sorprendentemente en muchas organizaciones la mayoría de los equipos, cuando se les preguntan, no saben realmente qué se espera de ellos. Agradecen que de forma individual sus jefes les orienten en cómo mejorar profesionalmente y también en cómo ser más resilientes.
Las organizaciones resilentes son más agiles a la hora afrontar la resolución de problemas y desafíos. Ven oportunidades de mejora siempre.
Es sabido que a nivel individual siempre hay personas que tienden a crear problemas mientras que otras, la mayoría, focalizan sus energías en la resolución de éstos. Será difícil cambiar a los primeros, pero, si como organización somos cada vez más resilientes, puede producirse el efecto contagio.
La resiliencia hay que trabajarla cada día para que se convierta en un valor para cada una de las empresas. El entorno caótico en que nos encontramos parece que ha venido para quedarse. La resiliencia organizacional es, sin duda, una herramienta a desarrollar constantemente en todos los colectivos.
Si os ha interesado este post, puede interesaros también éste sobre la innovación abierta. En nuestro grupo de LinkedIn encontraréis más contenido de valor.