Para poder saber cuáles no son valores y cuáles sí son os proponemos partir de definiciones que podemos encontrar en los diccionarios:
Las cualidades, atributos y actitudes de una persona o un grupo social que condicionan su comportamiento, ya sea de forma individual o colectiva.
Los valores son los principios por los que se rige una persona, un grupo o una sociedad. Son conceptos abstractos, pero se manifiestan en cualidades y actitudes que desarrollan las personas.
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Cada vez se habla más de Valores a todos los niveles de la sociedad; si nos centramos en el mundo de la empresa, a veces nos encontramos que algunas organizaciones comunican como sus valores algo que, en realidad son otra cosa. Los valores son realidades, no aspiraciones. Los valores no son, o no deberían ser nunca, una herramienta de marketing ni de whitewhash (blanqueo de imagen) o su evolución hacia la sostenibilidad, el greenwhash.
A continuación, exponemos algunas observaciones a nivel de ejemplo, para verificar si se trata realmente de un valor o no:
Los valores deben ser reales y no aspiracionales
- Deben ser reales y no aspiracionales. Los valores en una empresa ya forman parte de su cultura. Si son aspiracionales, no deberíamos llamarlos valores sino, tal vez, oportunidades de mejora.
- Han de ser conocidos, comunicados y explicados primeramente de forma interna y después externamente. Si sólo los comunicamos externamente como estrategia de marketing, es muy probable que la organización no los asuma como propios.
- Deben ser pocos, por ejemplo 4 o máximo 6. Si destacamos muchos valores puede perder credibilidad su conjunto.
- Han de estar personalizarlos. Han de incluir una breve definición que exponga el significado claro y concreto que le da la organización a los mismos.
No sólo se deben definir, sino que se han de vivir y compartir a todos los niveles de una organización
- Los valores han de ser compartidos por toda la organización. Es una herramienta muy potente, una guía, a la hora de gestionar individual y colectivamente situaciones del día a día. Pero, si actuamos de forma diferente a nuestros valores, perderemos credibilidad.
A veces hemos observado situaciones en las que nuestros clientes, proveedores, colaboradores internos, socios, aliados, etc. no han encajado. En la mayoría de estos casos se debía, principalmente, a que los valores de unos y otros no eran coincidentes. Por ello es importantísimo comunicar y aplicar nuestros valores reales tanto interna como externamente, así todos los stakeholders los conocerán y comprobarán si concuerdan con los suyos.
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