La incertidumbre nos ha confirmado en 2023 que los ciclos que conocíamos en el pasado ya no existen, al menos de momento.

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Fuente: Imagen de Creativeart en Freepik

En economía distinguíamos los ciclos de bonanza/expansión y los de crisis/regresión. Ello permitía, por ejemplo, hacer predicciones bastante certeras de los años venideros. Ahora deberíamos hablar de microciclos que pueden durar semanas, incluso meses. Se nos hace difícil prever a un año vista.

Hoy ya no se trata de hacer hipótesis de futuro, sino de saber gestionar los microciclos, es decir, la incertidumbre en el corto plazo.

Esta afirmación no solo nos sirve en el ámbito económico sino en cualquier otro de nuestra vida cotidiana.

Ejemplos que ilustran que los microciclos son difíciles de pronosticar

La Bolsa

Incrementos de 2 dígitos en la mayoría de las bolsas del mundo, principalmente en la última parte del año.

Conflictos bélicos

Los pronósticos sobre la evolución de las dos guerras “oficiales” cambian cada día.

Epidemias

Un fuerte repunte de la gripe en diciembre’23, principalmente la intestinal, que prácticamente nadie había pronosticado.

Cambios climáticos

Hemos visto como zonas del planeta donde antes llovía, ahora casi no llueve. Por el contrario, otras que históricamente eran muy secas, hoy sufren inundaciones.

En resumen, la incertidumbre se ha instalado en nuestras vidas y parece que, de momento, seguirá con nosotros

¿Qué es incertidumbre?

Según la Wikipedia, la incertidumbre es la falta de certeza, un estado de conocimiento limitado donde es imposible describir exactamente el estado existente, un resultado futuro o más de un resultado posible.

Admitamos la dificultad de adivinar el futuro a corto plazo, y apliquemos nuestra energía en gestionar la incertidumbre

Claves que pueden ayudar a la gestión empresarial: 6 maneras de gestionar la incertidumbre

Normalizar la incertidumbre a corto plazo

Admitamos que es un factor más a gestionar, como si fuera un aviso, independientemente que nuestro entorno la sobrevalore, creando ansiedad o inacción, dependiendo del caso. Formarse en la incertidumbre puede ser un camino a la normalización.

Concentrar nuestra gestión en cada incertidumbre que afecte a nuestra empresa

Ocupémonos de aquellas en las que podamos influir y sobre las que podamos tomar decisiones. Las que no nos influyen directamente, aceptémoslas, pero sin dedicarles tiempo.

Marcar objetivos a plazos cortos

Un plazo de tres meses es una buena medida. No olvidemos que, cuando sea necesario, los tendremos que actualizar.

Aplicar una dirección Agile

Demos más importancia a la toma de decisiones y a su ejecución rápida, que no a la elaboración de planes.

Tener ya definidos planes de contingencia de los factores clave de nuestro modelo de negocio

Nos permitirá actuar rápido en el caso de que sea necesario: caída de las ventas, márgenes, tesorería, falta de materias primas, etc.

Comunicar a toda la organización los planes de contingencia y su puesta en marcha

La iniciativa dará seguridad y tranquilidad a la organización.

La incertidumbre a corto plazo ha venido para quedarse. Hay que normalizarla en nuestras vidas y empresas y sobre todo gestionarlas lo más rápido posible. La inacción nunca debería ser la solución.

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