Hoy queremos hablaros de cómo la dirección Agile ha desplazado de forma definitiva los organigramas.
El primer organigrama del que se tiene conocimiento es del año 1855. Daniel McCallum (1815-1878), superintendente general de una compañía del ferrocarril, diseñó lo que se consideró el primer organigrama moderno. Fue un diagrama ilustrado del ferrocarril de Nueva York y Erie.
Aunque hoy en día una parte de las organizaciones tienen o querrían tener un organigrama actualizado, creemos que, en un entorno caótico y cambiante como el actual, el organigrama cada vez tiene menos utilidad real en la gestión de las empresas.
A veces nos lo piden (y a veces exigen) en una licitación, en una homologación, en una certificación de calidad, o para definir las escalas salariales, pero como ya hemos dicho, generalmente tiene poca utilidad en el día a día de las organizaciones.
Veamos algunas características de la dirección Agile que hace incompatible trabajar con un organigrama
La propuesta de valor de las empresas
Han evolucionado desde un contexto puramente económico en donde el propósito era maximizar los beneficios, hacia otras aportaciones como las sociales, las medioambientales y otras de la gestión del talento.
La inteligencia colectiva
Se valora la aportación de todos los empleados para fomentar la innovación a través de compartir las capacidades de todos, choca frontalmente con los departamentos estancos (los llamados “silos”) que fomentan los organigramas.
Alineación de los objetivos
Toda la organización debe alinearse a los objetivos generales de la compañía y no a los objetivos departamentales que plantean los organigramas. Habremos comprobado muchas veces que los objetivos departamentales no están suficientemente alineados con los generales y ello hace que se pierda el foco.
Autogestión de los equipos
Los equipos en una dirección Agile se autogestionan aportando soluciones rápidas y colaborativas. En los organigramas impera el control por encima de las aportaciones.
Liderazgo colaborativo
Los líderes en una dirección Agile están al servicio de la organización, liderazgo colaborativo, obteniendo resultados que benefician a todos y no a una parte. En cambio, en la dirección en base a organigramas, son los colaboradores los que están al servicio de la dirección.
Podríamos mencionar más ejemplos, pero creemos que ya queda claro que en una dirección Agile, y en un entorno cambiante como el actual, el organigrama no es una buena herramienta de management.
Es cierto que han ido apareciendo otros modelos de organizaciones como la matricial, circular, horizontal, los comités, las task forces, etc., pero estamos convencidos que el organigrama es hoy más un corsé que una herramienta útil.
El organigrama intenta mantener una organización rígida y jerárquica, cuando lo que nos pide el entrono es una organización fluida, colaborativa, con capacidad para auto gestionarse; una organización en la que la estrategia y los objetivos estén alineados con los generales de la compañía, no los de un determinado departamento.
Ya no hay departamentos
Hay equipos colaborativos que se organizan y se diluyen según la estrategia de la compañía. Los jefes departamentales tienen otra función, actúan como coach o mentores de los equipos para obtener lo mejor de cada persona.
Han pasado más de 200 años desde el primer organigrama conocido, nacido en la época industrial. Pensamos que ya ha cumplido su función.
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