Todavía en mi casa hacemos la broma cuando alguien descubre un plato, un envase, un recipiente vacío en la nevera “…es por si alguien no quiere nada…”. Hemos entendido de manera generalizada que la inacción significa no implicarse, no posicionarse, y, tal vez sea ya el momento de repensar esa postura. Si todo cambia, si casi nada es inamovible ni una verdad universal, ¿porqué pensamos que nuestras creencias y posicionamientos han de permanecer por siempre válidos? ¿No hacer nada es hacer algo?
Hace unos días en “Face to Face” by Monica Galindo https://www.linkedin.com/in/face-to-face-bcn-by-mónica-galindo-491747167varias voces reclamaron no construir más, re-aprovechar, reciclar, restaurar lo que tenemos al tiempo que reflexionamos sobre si necesitamos tanto y si, además, es justo y razonable que malgastemos unos recursos que no son nuestros y con ello comprometamos el futuro de nuestros hijos.
¿Hacemos por fin algo? Sí, no hagamos nada.