La comunicación digital se ha incrementado exponencialmente durante la pandemia. Outlook, Gmail, Skype, Slack, Zoom, Teams, WhatsApp, Instagram, LinkedIn y otras muchas más plataformas y redes sociales nos permiten estar permanentemente conectados. Pero esta mayor conectividad digital no significa que tengamos una comunicación mejor y de calidad.

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Fuente: Freepik

“Aumentar la conectividad no significa que la comunicación también aumente”

Es obvio que la revolución digital nos ha traído un sinfín de dispositivos que nos hacen la vida más fácil, más eficiente, más conveniente. Sin embargo, en el terreno de las relaciones humanas y de la conversación, ha impuesto algunas barreras muy altas que antes no existían.

Barreras habituales a la comunicación digital:

  • Avalancha de mensajes: Nos llegan mensajes digitales, incluso por varias plataformas a la vez, que no contestamos, ya sea por que han llegado a una hora intempestiva o por qué utilizamos otras plataformas de comunicación diferentes. Por tanto, trasmitimos al emisor una imagen negativa.
  • E-mail envenenado: Utilizar la comunicación digital para intentar resolver una situación incómoda, escondiéndonos detrás del teclado o de la pantalla. Cuantas veces entrecruzamos un sinfín de e-mails, incluso con copia a otras personas no involucradas directamente en la discusión, que no llegan a ningún sitio y provocan más tensión que solución. Al final, estas situaciones suelen resolverse con una conversación “cara a cara”.
  • Siempre conectado, ¿siempre disponible?: Mantener conversaciones digitales al tiempo que hacemos otras cosas, provoca que las conversaciones se eternicen, se pierda el hilo, etc. Mejor “levantarse de la silla” y resolver la situación.

Podríamos describir otras muchas situaciones, pero pensamos que lo importante es ver cómo podemos aprovechar las ventajas de ambas comunicaciones, presencial y digital, para mejorar la híbrida.

Algunas sugerencias:

  • Protocolo: Crear en las empresas un protocolo de comunicación interna para que todos los equipos utilicen los mismos canales dependiendo de los temas. Este debería incluir, aparte de los temas a comunicar por cada canal, las personas implicadas, horarios (especialmente si son canales digitales), confirmación de los receptores de que han recibido el mensaje, entre otros.
  • Discriminar: Utilizar los medios digitales principalmente para transmitir información que necesite poca interacción y evitar malentendidos. Y, si es necesario, completar la información de forma presencial o por videoconferencia.

Para negociaciones, resolución de conflictos, evaluaciones del desempeño, etc., recomendamos la comunicación presencial (y si por distancia no es posible, la videoconferencia). En estos casos la escucha activa es importante, pues nos da a ambas partes la capacidad de realizar las preguntas oportunas para poder entender a la otra y llegar, al fin, a acuerdos satisfactorios. En las reuniones presenciales, el tono de voz, los gestos, la mirada, las pausas, son complementos esenciales que ayudan a entender la postura del otro y reducen la tensión inicial y el estrés que pudiera haber, facilitando la relación en futuras conversaciones.

Resumiendo: la comunicación digital es una gran ayuda y complemento a la comunicación presencial, pero, no debe sustituirla.

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