innovación
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En la jerga empresarial, como en todos los ámbitos, hay “palabrejas” que de repente se ponen de moda y parece que todo el mundo se llena la boca.  Con el tiempo, la mayor parte se quedan en el olvido siendo sustituidas por otras. Seguro que coincidís que, en este momento, es la “innovación” la que parece que está en todos lados y muchos se apuntan a ello con más o menos convencimiento y afición.

Pienso que, en todo caso, es una suerte que finalmente haya entrado por la puerta grande de muchas empresas y se haya incorporado en su día a día. Pero esta “masificación” también nos ha llevado a una utilización excesiva y sin el rigor necesario.

¿Qué relación hay entre la innovación, la propuesta de valor y el crecimiento? En nuestra opinión las tres han de estar íntimamente relacionadas para que la primera, la innovación, tenga el éxito previsto. Cuando planteemos en nuestra empresa propuestas de innovación, debemos preguntarnos si éstas están alineadas con nuestra propuesta de valor actual, y aun mejor, si ayudarían a mejorarla. Puede parecer trivial el comentario, pero, a veces, nos empeñamos en proponer un proyecto claramente innovador que no es recomendable para nuestra empresa, ya que nos aleja demasiado de nuestro “core business” y ello puede provocar un exceso de dispersión y, finalmente, frustración.

¿Qué papel juega el crecimiento? Pues una vez tengamos un proyecto innovador que se alinee o refuerce nuestra propuesta de valor, éste debe ayudar a que nuestra compañía crezca de forma sostenible y salga más reforzada.

Parece elemental la relación de los tres conceptos, pero muchas veces no los tenemos en cuenta por un exceso de entusiasmo, atrevimiento, o, simplemente, por omitir la realidad de nuestra empresa y mercado.

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