Este 2021 ha sido un año desafiante en el que los esfuerzos por capear la incertidumbre, nos ha hecho, cuando menos, más resilientes. Parece que, sé que es temprano para juzgarlo, 2022 será más de lo mismo, y por ello, mi deseo para este nuevo año es que todos aprendamos un poco más a convivir con la incertidumbre, la volatilidad, la complejidad e incluso con la ambigüedad; que todos seamos más rápidos, adaptables y flexibles. En definitiva, que seamos más positivos, capaces de trabajar en este entorno quebradizo, ansioso, no lineal e incomprensible; en definitiva, en esta época frágil y de caos.Podría parecer que mi primer deseo fuese pesimista y, nada de eso. Veo con optimismo el futuro, será diferente al que nos gustaría, eso está claro, pero no deja de ser un reto, cosa que siempre me ha gustado y de lo que siempre he aprendido. Eso sí, necesitamos ser más resilientes (nota 1).

Resiliencia+

Si Amaia Celaya (Nota 2) me definió el término resiliencia con claridad, ha sido Arianna Huffington quien me ha enseñado cómo los pequeños retos que vayamos superando nos ayudarán a desarrollar hábitos saludables y, no menos importante, a no renunciar a nuestros sueños y objetivos. La resiliencia, entendida así, es un tema personal y que cada uno de nosotros debe construir a su medida.

2021 fue el año en que vimos cómo la pandemia pasó de ser algo que pensábamos y esperábamos que tuviera un final definido, a ser un virus formará parte de nuestras vidas una larga temporada.

Nuestro pensamiento sobre la resiliencia está evolucionando de la misma manera. La resiliencia no es, como muchos de nosotros pensamos en los primeros días de la pandemia, un estado final al que podamos llegar. La resiliencia es un proceso constante de transformación. En presencia de una incertidumbre interminable, eventos climáticos apocalípticos, inestabilidad geopolítica y nuevas variantes que trastocan los planes mejor trazados, la resiliencia se define como la cualidad (a medida de cada uno) de la que no podemos prescindir: un proceso constante en lugar de un destino final. No es un marcador para alcanzar, sino una forma de ser y pensar.

En realidad, es similar al proceso de la felicidad, otra cualidad que tendemos a idealizar como un estado final. Podemos entrenarnos para ser más felices a través de la práctica de formas tangibles y mensurables, dándonos los recursos para lidiar con los altibajos de la vida. De manera similar, podemos entrenarnos para ser más resilientes a través de la práctica, y esa es la esencia del nuevo concepto: Resilience +.

De pequeños soñábamos con el momento en que habríamos crecido, sabríamos de todo, seríamos personas tranquilas y completas. Con el tiempo hemos entendido que nos hemos de formar cada día desde la curiosidad, pero también desde la necesidad de adaptarnos a los cambios y evoluciones constantes. De manera similar, hemos pasado de esperar el regreso a la normalidad a darnos cuenta de que no habrá una norma estática sino una adaptación a cada momento. Tal vez, no sé cómo lo veis, deberemos pensar la vida como una sucesión de obstáculos sin caer en la tentación de calificar los “obstáculos” como algo malo sino como una oportunidad de cambio y crecimiento. 2022 ha de ser el año en el que nos demos cuenta de que esta incertidumbre es nuestra vida. Y tal incertidumbre ciertamente requiere Resiliencia +.

Resiliencia + es el antídoto y nuestro esfuerzo diario para lograr una inmunidad física y mental.

Así que estos son mis deseos para el Año Nuevo:

  1. Esforzarnos en aquello que nos proporciona bienestar.
    Nos ayudará a reabastecernos para que podamos enfrentar cualquier desafío con menos estrés, más alegría y un ánimo infinitamente renovado de resiliencia.
  2. Fijemos pequeños retos que sean alcanzables con esfuerzo.
    Muchas veces el problema del no cumplimiento de los objetivos se debe a que intentamos correr mucho, conseguir rápidamente algo, y, para crear un hábito es aconsejable que sea lo más pequeño posible. El esfuerzo será menor y, en cambio, la alegría de haberlo conseguido será relativamente rápida. Parafraseando a algunos entrenadores, “hay que ir partido a partido si queremos ganar la liga”.

    Si te ha interesado, visita nuestro
    anterior post y en nuestro grupo de LinkedIn encontrarás contenido de valor.

nota 1 (RAE)
1. f. Capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos.
2. f.Capacidad de un material, mecanismo o sistema para recuperar su estado inicial cuando ha cesado la perturbación a la que había estado sometido.
Nota 2
Amaia Celaya, Architect, Urban and Climate Resilience expert (United Nations / European Commission.