La limitada utilidad de los organigramas

A menudo hemos constatado que los organigramas sirven para poco, ya que no reflejan la realidad de las empresas. De hecho, muchas organizaciones tienen varias versiones: para el manual de bienvenida de nuevos colaboradores internos, para presentaciones y documentos públicos, para certificaciones, para procesos de homologación de proveedores, etc. Al final, enfocados así, no son de mucha utilidad.

La importancia de tener un propóstio compartido

Cada vez hablamos más de lo importante que es tener un propósito en nuestras organizaciones. De forma operativa éste se traduce en objetivos generales, los cuales a su vez son desplegados en objetivos individuales o de equipo.

Hemos observado que muchas veces estos objetivos no acaban de estar alineados entre sí y con la estrategia e incluso no son públicos a toda la organización. En esos casos prevalecen las estructuras verticales de la empresa siendo más importante cumplir los objetivos que me ha marcado mi jefe que sopesar si están alineados con los objetivos generales. 

De vez en cuando asistimos a comités, task force, o reuniones interdepartamentales que ayudan a alinear puntualmente los objetivos, y esta alineación permanece lo que dura la reunión para luego volver a objetivos propios, consensuados con mi jefe directo.

Otro de los temas que creemos se ha consolidado con la pandemia, es el trabajo en equipo en las empresas sin que la figura del jefe esté omnipresente en la dirección y sobretodo, en el control del día a día. El teletrabajo sin duda ayuda a avanzar en esta dirección.

En definitiva, para nosotros lo importante es tener un propósito. Si este se traduce a nivel operativo en objetivos generales, éstos se podrán compartir y desplegar a su vez en objetivos individuales. Cada un@ conocerá su contribución, pero también la del resto haciendo que el trabajo en equipo ya no sea una obligación si no una realidad y una evidencia. En esta nueva manera de trabajar no será tan necesario establecer comités impulsados por dirección, los mismos colaboradores implicados en un objetivo general se reunirán y coordinarán cuando lo crean necesario, ya que tendrán una visión global y una responsabilidad compartida: La consecución de objetivos ya no es individual, si no colectiva.

El nuevo rol del jefe: Coach

Y nuestros jefes, ¿qué papel juegan en este nuevo paradigma? Creemos que principalmente, y no menos importante, mi jefe ha de ser mi coach, la persona que me ayuda y me orienta a alcanzar mis objetivos y que vigila que estén alineados con los de la compañía. En este nuevo contexto el organigrama vertical o matricial entendido como un sistema de responsabilidades y dependencias, ahora sí, tiene poca utilidad.

Este cambio de paradigma necesita, como siempre, de una metodología y unos procesos, pero, antes que nada, hemos de creer en el concepto y estar dispuestos a salir de nuestra zona de confort.

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