ideas

La otra tarde comentábamos los proyectos de futuro con un amigo arquitecto. Su entusiasmo era contagioso, cantidad de contactos por el mundo, oportunidades, ideas.

Una a una fuimos comentándolas y dibujando posibles acciones, a veces consejos, ….intentando elaborar una estrategia que le llevara a, una expresión horrible, monetizar su idea, es decir, acabar convirtiendo la idea en un producto vendible que alguien quiera comprar. A eso le llamamos “innovar”: si no hay idea no hay nada pero si no somos capaces de darle valor (que nos la compren) a nuestras ideas, quedarán en el baúl de los recuerdos. Como dijo Alfred N. Whitehead, “De las ideas no se vive: hay que hacer algo con ellas”.

Cuando llevábamos 45 minutos y 7 ideas me planté. No puedes tener tantas ideas le dije. Estoy segura de que es malo pensar tanto y hacer tan poco. Parece duro pero, una idea sea buena o mala se tiene que trabajar hasta que ella misma te dé una respuesta positiva o negativa. Una idea sin trabajo no sirve para nada y, muchas veces, nos quedamos en ello.

Hemos de aprender a priorizar y ordenar las ideas; alimentarla y hacerla crecer cuando sea posible y cuando no, pasar a la siguiente.

Querer hacer todo puede significar no hacer nada, y eso, no es posible!

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