La sesión del ciclo de jornadas Internacionalizar la arquitectura: ¿Clave de futuro? Oportunidades de Brasil como país emergente para la arquitectura, se realizó  el Roca Barcelona Gallery, adjuntamos video de la jornada.

Como cada día,  en Brasil, Sao Paulo se ha despertado hoy con un tráfico caótico. Una ciudad en la que viven 40 millones de personas, sin contar los habitantes de las favelas que no están censados. A primera hora de la mañana, unos 7 millones de coche se desplazan de casa al trabajo. Hay atascos, esperas, colas. Es el paisaje habitual de una ciudad de altísimos edificios de aspecto sucio. «Imagina na Copa!» es la expresión habitual de los lugareños, que señalan el gran reto de organización e infraestructuras que afronta el país. Está en juego la Copa Confederaciones, queda un año para la Copa del Mundo de fútbol y tres para los Juegos Olímpicos de verano de Río de Janeiro.

Ahora mismo, Brasil está plagado de andamios por obra en todos sus rincones. El país espera recibir 600.000 turistas extranjeros 3 millones de turistas locales durante el Mundial. Para estar preparado, el Gobierno se lanzó a una carrera de renovación y ampliación de muchas infraestructuras.

Uno de los símbolos de esta renovación es el estadio Nacional Mané Garrincha, situado en la capital Brasilia, que ha sido remodelado y ahora tiene una capacidad para 70.000 personas. Construido con 1.000 millones de reales de dinero público (unos 350 millones de euros), es el segundo estadio más grande del país. Se ha tardado 2 años en construirlo y ha empleado a unas 15.000 personas. Es el primer estadio de fútbol del mundo en obtener la certificación Leed Platinum Sustainability, una garantía de respeto al medio ambiente. Además, un anillo de placas fotovoltaicas rodeará su techo para suministrarle energía. Después de los torneos, el Gobierno Federal del estado de Brasilia hará una licitación entre empresas para gestionarlo.

La movilidad urbana en un país con redes todavía en desarrollo es una de las grandes preocupaciones del Gobierno. Sao Paulo es la plaza principal de estas grandes obras. Su aeropuerto está siendo ampliado para que pase de acoger 30 millones de pasajeros al año a sostener 42 millones. A través de una nueva terminal, la TPS3, que ocupara 192 metros cuadrados y supondrá una inversión total de 13.000 millones de reales (4.500 millones de euros). A su alrededor se están construyendo un nuevo aparcamiento, más pistas y hoteles. Además, las comunicaciones del aeropuerto se están mejorando con una nueva línea de tren desarrollada por el Gobierno.

Otra obra en marcha es la línea 4 del metro de Sao Paulo (la amarilla), la primera línea de metro de Sudamérica sin conductor. La línea unirá el centro de Sao Paulo con la región sudeste de la ciudad. A lo largo de los 30 años de concesión se realizará una inversión de 1.500 millones de euros.

Otro de los grandes retos de la ciudad de Sao Paulo es el abastecimiento de agua: la población no deja de crecer y los recursos hidráulicos están en las áreas montañosas. Por ello se ha tenido que construir una nueva planta que controla 8 sistemas ubicados por toda la región. Suministra 72.000 litros de agua por segundo y controla tecnológicamente 137 centros de reserva.

El objetivo de todas estas obras es estar listo para la Copa del Mundo de fútbol, un torneo que se disputará en 12 estadios brasileños, cuya puesta a punto le ha costado a la Administración más de 6.700 millones de reales (2.300 millones de euros). Pero el gasto en obras civiles ha sido mayor: unos 7.300 millones de reales (2.500 millones de euros) han ido a parar a los aeropuertos y 12.000 millones de reales (4.100 millones de euros), a los sistemas de transporte. Esto significa que la inversión pública para los torneos de fútbol ya supera los 27.000 millones de reales (más de 9.000 millones de euros). El ministro de Deportes brasileño, Aldo Rebelo, afirma que por cada dólar de inversión pública se atraerán 3,5 dólares de inversión privada y que subirá la recaudación tributaria del país.

Estos eventos han llegado en un momento en el que el crecimiento del país ha empezado a reducir su velocidad: en el primer trimestre de 2013,«sólo» creció un 0’6%. En 2011, un 2,7%; y en 2012, un 0,9%. Por ello, entre otras cosas, algunas agencias de calificación le han rebajado su nota.

El país espera que la organización de estos eventos sea el empujón económico definitivo. Ahora mismo, el desafío es que las obras lleguen a tiempo para la inauguración del 12 de junio de 2014. Pero el verdadera reto vendrá después: cuando las infraestructuras construidas sirvan para la vida cotidiana de los brasileños y el país tenga que recoger los frutos de unas inversiones tan altas.

Mientras tanto, Brasil es un país en obras.

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