Si observamos nuestra profesión veremos que ha variado de manera exponencial, especialmente en los últimos tiempos, y ello nos lleva a pensar que todavía variará más en el futuro. La cuestión es hacia dónde lo hará. Muchas son las incógnitas y pocas las respuestas. Si alguien tiene una bola de cristal me gustaría que me dijera si seguirán los arquitectos haciendo proyectos como hasta ahora, si coordinará las obras, si la especialidad se impondrá a la generalidad, si aprenderemos a ser empresas, si perderemos nuestra faceta artística en pro de la técnica o viceversa, si…

Los Arquitectos: Un colectivo cada vez más complejo y diverso

Hace ya tiempo que la arquitectura se volvió más compleja y paradójicamente, menos respetada. Otras profesiones han ido ganando terreno frente a la nuestra que, por múltiples razones, ha ido cediendo. Es cierto que la complejidad de los proyectos, la proliferación de reglas y reglamentos, y la evolución de la manera de vivir y trabajar requiere de especialistas y super especialistas que sumen y enriquezcan el proyecto, pero, ese papel de líder que antaño tenía el arquitecto se ha ido difuminando.

Exagerando, hay tantas maneras de ejercer la arquitectura como arquitectos. El colectivo es más diverso y menos uniforme por lo que la representatividad del mismo se ha vuelto más compleja.

Los estudios de arquitectura han pasado de tener problemas para fidelizar al personal en la época de la burbuja inmobiliaria a que el problema sea que no hay trabajo para todos y que hay que salir a vender (cuando nunca lo habían necesitado) pasando antes por adelgazar la plantilla.

Parece que podríamos evolucionar hacia una profesión que tuviera la formación de arquitecto como punto común y de partida pero, al igual que sucede con otras profesiones, el ejercicio profesional fuera diverso. Parece que la especialidad adquirirá más peso versus la generalidad. Muchos opinan que los estudios de arquitectura serán empresas de tamaño grande o talleres pequeños aunque, he de decir, que aquí discrepo en parte: creo que hemos de encontrar la manera que nos permita crecer y decrecer en función de las necesidades y hacerlo con la seguridad y la calidad suficiente. Para ello no sólo se deberá avanzar en las cuestiones jurídicas sino también en las organizativas, haciendo especial énfasis en los protocolos y convenios de trabajo que garanticen el resultado al que nos comprometamos con nuestros clientes.

Otra cuestión básica en cualquier escenario posible es quién venderá los proyectos. Una pregunta clave para seguir trabajando.  Lo analizamos en la siguiente publicación.

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